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Después de haberme ocupado en la década de los noventa de introducir en el pénsum de la universidad donde laboraba en ee.uu. cursos sobre Colombia, cuando atravesaba el pico más alto en la narcoviolencia, y por la misma razón, de haber leído la estremecedora historia y literatura sobre la violencia congénita en el país, me encuentro frente al libro Suma Paz de Elvira Sánchez Blake y me sigo horrorizando ante las peligrosas líneas que se han cruzado en el desprecio por los derechos humanos. En esta obra la literatura es herramienta de intervención y de diálogo; pues se trata de justicia y de una emergencia social en las comunidades que casi no nos permiten encontrar el lenguaje exacto para articular su coraje y nos obliga a preguntarnos ¿en qué mundo estamos viviendo?
Con este nuevo libro, Elvira Sánchez Blake, continúa su trabajo académico y de investigación ya anunciado en obras anteriores como Patria se escribe con sangre (2000). Suma paz suerte de crónica sobre Mario Calderón y Elsa Alvarado, dos líderes sociales a quienes se les arrebata su vida, por ser consecuentes con sus sueños, por ensayar otra lógica para proteger la naturaleza y las comunidades, y por buscar a Dios en su particular convicción más allá de los templos y de los rituales regimentados.
El padre de Elsa y su madre también son víctimas incidentales en el mismo crimen y el único sobreviviente ileso es el hijo de la pareja, Iván, de año y medio. La desgracia la anticipaban siniestros y numerosos indicios: en carretera, un retén les exige la identidad y su domicilió en Bogotá; una emisora local los declara guerrilleros; el vicepresidente del país los califica de “estafetas de la guerrilla” en un diario nacional; el comandante de las fuerzas militares los acusa de ser auxiliares de la guerrilla; alguien indaga sobre el número del apartamento donde viven; y carros y motos rondan el edificio. Todos indicadores del peligro inminente en un país donde lideres sociales y defensores de derechos humanos son blanco de fuerzas que trabajan a la sombra de la impunidad. Con este minucioso trabajo para preservar el legado de estos luchadores sociales, Sánchez Blake deja ver a los lectores cómo la vida de cualquiera es inseparable de la comunidad donde vivimos, y debemos situarnos en esta verdad incómoda. El libro es también un testimonio, aunque no en sentido estricto, pues Elsa y Mario están muertos y no son narradores testigos, pero sí hay otras voces que declaran motivadas por la urgencia de esclarecer el crimen y de llegar hasta los responsables. Entre ellas destaca la propia voz de Sánchez Blake quien media en su rol de autora-editora y comunicadora social con el fin de comprender la obra de la pareja a través de su historia, su conectividad, y los documentos y entrevistas con quienes los conocieron.
De esa manera logra sentar un precedente de cuestionamiento y rinde tributo a las numerosas víctimas de la violencia que se han atrevido a pensar de modo diferente. Es pues un testimonio sobre la gente y sus relaciones constructivas y destructivas. En suma, es una obra de “non fiction,” pues expone su inconformismo y su vocación política al denunciar cómo se ha censurado la libertad de expresión de quienes quieren llevar a la realidad, prácticas sociales reivindicativas. No es pues biografía, novela o memoria, pero comparte elementos de las anteriores, e incluye textos cercanos a la poesía en las descripciones y epígrafes. El texto se sirve de las borrosas líneas entre géneros literarios para poder mostrar una arista de la compleja cultura colombiana.
Como comunicadora social, Sánchez Blake sabe el riesgo que implica develar esta historia con las difíciles verdades del pasado y las prácticas perniciosas que continúan y se normalizan en el presente con el asesinato de líderes sociales ante el desdén de los gobiernos de turno. El libro concluye en 1997, cuando asesinan a la pareja que intenta proteger la Reserva Natural Sumapaz: sus ecosistemas, el bosque andino, el páramo, su fauna y flora, un río y un parque de una región, refugio legendario de los desplazados desde la Guerra de Mil días, ubicado en los límites de Cundinamarca, Huila, Tolima y Meta.
Una pregunta fundamental guía esta investigación: “¿Puede existir paz cuando se destruye el medio ambiente?” La misma que quisieron responder los miembros de la Reserva Suma-Paz, y por lo cual Mario Calderón, Elsa Alvarado y el Centro de Investigación y Educación Popular (cinep), son percibidos como enemigos de los inversores, a pesar de las leyes decretadas en 1993 para proteger el ambiente y a la humanidad. El crimen quedó casi en la impunidad; solo una persona está presa por este asesinato.
Suma Paz es un libro riguroso en su búsqueda, conmovedor y desconcertante, de lectura fácil y en lenguaje coloquial. Mario Calderón de una familia numerosa, huérfano desde niño, ingresa al seminario y opta por el sacerdocio, pero desafiante de las jerarquías se distingue por su heterodoxia y anarquía. Se une a la teología de la liberación, sigue a Camilo Torres, en quien ve un transformador de la iglesia y de la sociedad colombiana; funda su propia diócesis con santa Zita como patrona y allí oficia, a su antojo, los ritos católicos. Consecuente con su propia declaración titulada: “El derecho a la herejía,” cree, ingenuamente, en un mundo ideal con un núcleo puro sin contaminación; un idealismo utópico como el de Tomás Moro o Ernesto Cardenal. Como se afirma en el libro, “demasiado para Colombia donde no sobrevive la gente que quiere construir el país”. Sus amigos definen a Mario como “un hombre con ganas de ayudarle a todo el mundo,” que osaba acusar a los sectores empresariales y a las multinacionales detrás de proyectos hidroeléctricos y extracción de maderas, y a los políticos que los apoyaban. Este era Mario, quien antes se había doctorado en París, y en 1987 había huido de Tierralta, Córdoba bajo amenazas. Incluso había escrito sobre las tácticas usadas por los paramilitares en lo que llamó la ley del silencio.
Por su parte, su compañera de vida y misión, Elsa Alvarado es comunicadora social en el cinep donde conoce a Mario, quien labora allí desde los sesenta. Entre ellos pactan una relación amorosa sin ceremonia matrimonial, pero con Mario ya separado de la iglesia. Al conocerse, Mario 15 años mayor, atravesaba una crisis vocacional por su experiencia directa con la injusticia y la violencia en Tierralta. Elsa recién separada, perspicaz en la crítica e independiente en política, se enamora sin imaginar que sobre su relación se cernirá un mal augurio que más tarde, su prima Consuelo se lo expresó en esta advertencia: “aquí están matando a todo el mundo. Yo sí quisiera que, si a ti te matan, no te maten por otro, sino que te maten por ti”. En sus días finales, Elsa se desgarra entre seguir su vida normal de instructora en la universidad y un viaje profesional a Urabá o el inaplazable cambio de casa en su huida de la muerte.
Una imagen cultural de su tiempo la tenemos mediante las experiencias de Elsa como estudiante en la universidad y su desarrollo profesional hasta su vinculación al cinep, verbalizadas por sus amigos y familiares tales como el embarazo, la maternidad y el nacimiento de su hijo que los cuenta Elvira Alvarado. “La paz en la espiral del silencio” Elsa había planteado la solución negociada de los conflictos políticos condicionada a la abolición de la criminalidad del ejército, guerrilla y paramilitares lo cual, si bien la destacó, también la puso en riesgo al nombrar explícitamente los actores armados. Suma Paz intenta varios tipos de organización; una que parece más poética designa cada capítulo con uno de los cuatro elementos, aunque estos solo guardan una correspondencia tangencial con el contenido de los capítulos. En realidad, lo que guía al lector es la organización temporal: primero el fin de semana, seguido por los acontecimientos de cada día de la semana hasta concluir en madrugada del próximo lunes, día en que se consuma el crimen. A modo de epílogo, aparece una interesante entrevista con Iván, quien para ese momento ya tiene 25 años. Esta organización temporal le otorga unidad al libro cuyo el hilo de suspenso es el creciente asedio del peligro, interceptado por el flash back de la vida de ambos, insistiendo en algunos episodios, tal vez para enfatizar el aspecto oral de la historia. De su niñez poco o casi nada se dice y hubiera sido interesante para arrojar luz sobre el origen de las tendencias de Mario y su esposa cuyos proyectos “Suma de paz y Suma de amor” los mueven y los unen en una relación idealizada, en ella todo es perfecto incluso su marcha hacia la muerte.
Sin embargo, en medio de estas voces y del ruido debemos escuchar lo que es posible y asumir el libro como una herramienta valiosa y necesaria para abrir otros espacios donde nos podamos escuchar unos a otros. Quien lea Suma Paz encontrará respuestas sobre los adelantos desde 2017 para impedir que este crimen quede impune, los reclamos de reparación, las investigaciones sobre los perpetradores y de dónde venía la orden, a pesar de que la identidad de los autores intelectuales todavía es un enigma.
Un libro como este de Elvira Sánchez Blake es perentorio en este momento en que el asesinato de líderes sociales en Colombia ha escalado a 163 casos solo en el 2021, según el Instituto de Estudios y Desarrollo para la Paz. Ojalá esta obra sea parte de muchas otras que constelen y visibilicen la grave situación de este tipo de crimen que sucede con asombrosa frecuencia y que sirva para que el pueblo se recalibre y no tenga que vivir relaciones de permanente pérdida. Pues es tal vez el momento para trazar caminos a través de las crisis e imaginar y dar forma a otro tipo de instituciones y lograr el mundo deseado. El trabajo de reconfiguración de este hecho tan doloroso como vergonzoso que realiza Sanchez Blake, sin duda, incita a responsabilizar a los que mandan a asesinar líderes, a los que se toman las tierras y desarraigan a la gente aprovechando que tienen el poder y la ley en sus manos y, además, conocen su lenguaje.
Cómo citar esta reseña: Hernández, C. (2022). Reseña del libro Suma Paz. La Utopía de Mario Calderón y Elsa Alvarado de Elvira Sánchez Blake. Estudios de Literatura Colombiana 51, pp. 179-183.
DOI: https://doi.org/10.17533/udea.elc.348584
chdez@american.edu American University, Estados Unidos
Editores: Andrés Vergara Aguirre, Christian Benavides Martínez
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A cerca de la autora
Ivonne Sánchez-Barea es una poeta y artista colombo estadounidense que representa instituciones culturales, literaria y medioambientales. Es vicepresidente de FUNEMA INTERNACIONAL para Europa, Sede España Misionera de Paz CPSS, además de representante del Proyecto Sur, Embajadora del Parlamento Internacional de Escritores AIPEH, entre otros.
"Ojos del pez en el estanque, poros de piedras, sobre esa pirámide que plantas, bajo escalones con sien cactus, por caminos de lajas, un paseo de ocres macetas, florecen entre ventanas."
(Jardín)

Ivonne Sánchez-Barea
Poeta y artista