Cuando el cabo Mora denunció los crímenes de civiles cometidos por militares en Colombia en 2007, así como la complicidad de algunos altos mandos con paramilitares, no sabía a dónde lo llevarían sus declaraciones.
Su testimonio coincidió con la desaparición de varios jóvenes de Soacha, al suroccidente de Bogotá, hallados muertos unos meses después lejos de casa, en fosas comunes, lo que provocó uno de los escándalos más grandes en la historia contemporánea del país.
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